jueves, 1 de octubre de 2015

Los pianos traen cola...

Esta mañana me he despertado con una estremecedora noticia que me ha asaltado por la espalda sin previo aviso y me ha dejado en estado de shock: las calles de mi ciudad se ha llenado de pianos de cola para que la gente los toque…

Los pianos son instrumentos ancestrales vinculados a culturas antiquísimas que han sido utilizados en rituales pagánicos desde el comienzo de los tiempos. Con la evolución humanoide el piano se fue domesticando hasta alcanzar un “status quo” igual a la bandurria o al ukelele…Las melódicas notas que deliran los vacilantes mamotretos dentellados han cautivado los tímpanos más refinados a lo largo de los siglos. Hasta la mañana de hoy, donde una plaga de pianos de cola ha sembrado el terror por el centro de Sevilla tragándose a turistas, cortando el tráfico y dejando a la ciudad sin wifi durante casi 48 segundos…

Y no me queda otra que presentar un escrito a quien competa con un listado de propuestas, a la altura de la invasión de pianos-zombis…

  • Llenaría las principales plazas del centro de pepinos…sí, de pepinos, y que todo el que quiera los coja y los tire al cielo en busca de un record guinnes de bandas de pepinos volantes…
  • Propondría pintar todas las farolas de un color antes del mediodía y de otro después del mismo, y que con la llegada del atardecer la gente observe los contrastes lumínicos que sufren las farolas…
  • Inundaría las calles de cabras, eso sí, de 11:00 a 20:00 las cebaría con todo tipo de alimentos variopintos y organizaría un ordeñamiento en cadena desde las 20:00 hasta las 20:45…

PD: Por cierto, casi nadie sabe que guinnes significa "absurdo" en lengua gaélica...

jueves, 10 de septiembre de 2015

El descarril bici

Había una época en la que solo éramos unos pocos, nos reuníamos en secreto y huíamos de los convencionalismos que marcaba la Real Academia de las Lindas Maneras (la RALM)…La gente nos miraba raro y aun así sorteábamos a taxis, buses, aviones y algún submarino con la mayor dignidad que fuera posible. Transitar en bicicleto era una experiencia mística que alternaba la graba parcheada con tramos de acera (inoxidable en algunos casos…) sin evitar la lluvia de improperios de cenutrios al volante que te observaban como arbotantes salientes de nula utilidad...


Años después las ciudades se han llenado de unas arterias verdes que hacen la vez de autopistas ciclópeas que marcan el devenir de nuestros destinos circulares. La apuesta civil por el uso del carril alternativo se ha convertido en una auténtico fenómeno de masas que ha llenado los centros comerciales de una turba desenfrenada con sed de “estreno”, sí, del bautizo de su nuevo cachivache por la superficie de la nueva calzada…Y dónde quedó la figura de esa criatura triste e indefensa, sensible a las causas perdidas que ponía su vida en juego cada que se subía a la bicicleta? En busca y captura…Ahora los nuevos tabernáculos del mundo ciclista enfilan los laberintos urbanos seguros de haber pagado un peaje que los mantiene inmunes a semáforos, cedas el paso, abuelas, carros de la compra, bambinos jugueteantes, etc., y no me queda más remedio que susurrarles en un perfecto acento inglés cada vez que llego a un ceda el paso: “Pasen ustedes, por favor…”

lunes, 3 de agosto de 2015

La Pepita de oro

Atribulados por la comodidad de la vida moderna ahora nos venden la sandía rojiza y oronda de toda la vida sin pepitas…No solo es que le echen todo tipo de fertilizantes, abonizantes, edulcorantes, anabolizantes, justificantes y otras sustancias dopantes sino que además le ponen un pegatino bien grande en el mismísimo corazón de la epidermis verdiforme donde nos anuncian la llegada de la Buena Nueva, “Señores y Señoras, ustedes van a comprar una sandía libre de pepitas…”. Ya puestos, propongo a la OSLP (Organización de Sandinistas Libre de Pepitas) que para la próxima temporada el crepúsculo fruto veraniego adopte diferentes formas frigoríficas, que el pellejo cambie de color según la luz del día, que la savia que desprende incorpore un enjaguador bucal y un detergente por si entra contacto con el ropaje, y cómo no, que cada medio millón de sandías haya una que incluya una pepita de oro, y así motivamos al consumo que está la cosa mu malita…

sábado, 20 de junio de 2015

Hospitaal, paraiso terrenaal

Un Hospital es un lugar lleno de humanidad, donde la gente se deja llevar por el ambiente de la sala de espera y experimenta sensaciones hasta entonces desconocidas. La peña se vuelve hasta fea, osca, ruda y de rasgos realistas por sublimarse a la suprema autoridad de la “humanatio extrema”, otrora perdida en tiempos remotos…El dolor y la preocupación se manifiestan en el fomento de la comprensión y hasta nos volvemos sensibles y sentimentaloides…miramos al “otro” con otros ojillos, nos ponemos en su lugar y nos llenamos de solidaridad y ternura…

Sí, sí, sí, eso sí, hasta que entra la enfermera en la sala con la lista…


jueves, 7 de mayo de 2015

Gentuza


Pasado pluscuaimperfecto

Ansioso por la hora, agobiado por mi falta de previsión culinaria, impotente por la falta de aparcamiento, me dirijo a un tugurio a comprar verduras de no sabe dónde y un poco de pollo adulterado para echarlo a plancha a ver si ahogo el hambre y el ansia del paso del día. Por fin me decido a dejar el coche en un hueco en el mismísimo ocipital de un aparcamiento subterráneo, asomando el cabezo por la puerta de aquel mercado intergaláctico y atento a la llegada imperiosa de algún platillo volante del submundo terrenal que me dejara sin las trompas de las mismísimas orejas.

Cargado de víveres transgénicos me subo en mi carromato y tras el arranque del mismo me percato del roce producido contra el coche circundante…El coche vecino no contiene inquilino alguno, ¿qué hago?...de repente suena una música celestial en el interior de mi vehículo, el ambiente se inunda de humo y de angelotes gordinflos y rojizos que me susurran al oído en la lengua chacralizante: “haz el bien, protege a tus concubinos y el bien recaerá sobre todo tu ser como una pléyade de rayos divinos milagrizantes…”

Y ahí fui yo, papelajo en mano y un bolígrafo para testificar mi delito y para dejar una huella mortal de mi causa aseguradora…La vuelta a mi casa fue esplendororosa, subí a mi piso flotando entre querubinos sanadores y me dije: “este mundo es hoy un poquito mejor”…

Presente imperfecto

Pues muy bien, entre tanta milonga y tanta falsa pose de carácter humanoide me encuentro yo cada sábado por la mañana cuando bajo al asfalto a por mi coche, y sin encontrarme recibo alguno del presunto infractor me vuelvo a decir cada semana: “bueno, qué más da, otra raya más en la piel del tigre…”